¿Qué es y cómo funciona?
El Ministerio de Cultura (una comisión cultural o comisión de propiedad intelectual), tiene la potestad de cerrar páginas web que, de acuerdo a su propio criterio, vulneran los derechos de propiedad intelectual.
Esta ley viene propuesta por la Ministra de Cultura, Ángeles Gonzales-Sinde, motivo por el cual se ganó el nombre de Ley Sinde.
Con las modificaciones hechas para lograr el acuerdo pactado entre los partidos de la izquierda y la derecha para hacer pasar la ley, la Ley Sinde es y funcionan de la siguiente manera:
Para que la Comisión de Propiedad Intelectual actúe, debe recibir una denuncia (puede ser de particulares, cantantes, bandas, directores, como de una discográfica, estudio de cine, televisión). Entonces, ellos tendrán la potestad de determinar si hay falta o no; cuando determinan que sí, tienen dos opciones:
1. El responsable de estos contenidos tiene 48 horas para que, “voluntariamente”, retire tales contenidos. Esto se hace por medio de una petición en la que no intercede ningún organismo jurídico.
2. Acudir a un juez para obtener una orden judicial por medio de la cual se piden los datos de aquel o aquellos que cometen la infracción y para que se retire el contenido.
Los problemas de la Ley Sinde
Primer y mayor problema: denunciar y determinar si hay falta se hace mediante un organismo del gobierno y no mediante un juez. ¿Por qué es este el mayor problema?
1. Porque se vulnera un derecho y libertad fundamental en España: la libertad de expresión. El hecho de que a un organismo administrativo designado por el Ministerio de Cultura formado por personas que no conocemos, con facultades que desconocemos, se le otorgue tal poder y tal responsabilidad no solo es una falta de respeto a la ciudadanía, es darle una bofetada al sistema jurídico español.
2. Porque la actuación del juez en todo el proceso se limita al derecho de autorizar o no aquello que la comisión determinó. El juez no se ve involucrado ni tiene voz durante el desarrollo del proceso mismo. La ausencia judicial en el proceso no garantiza que las decisiones de la comisión sean justas.
Segundo gran problema: su origen. En diciembre se reveló por medio de las filtraciones de Wikileaks que se gestó y redactó a partir de fuertes presiones de lobbies estadounidenses representantes de las industrias audiovisuales.
Tercer gran problema: su tremenda falta de claridad con respecto a sus límites. No está claro qué se penalizará y qué no. Aún más grave es que no necesariamente se tiene que probar el daño, sino que hay una posibilidad de causar daño.
Cuarto gran problema: la existencia de una blacklist o una lista negra controlada por la Comisión de la Propiedad Intelectual. En caso de que los contenidos infractores no se encuentren dentro de España entonces podrán pedir que el dominio en cuestión sea bloqueado.
Las acciones, las protestas
El 2 de diciembre de 2009 se lanzó un
manifiesto en defensa de los derechos fundamentales en Internet. Aquel manifiesto fue publicado en miles de webs y fue leída por millones de personas. Causando un impacto real en la sociedad de entendimiento de los peligros de la aprobación de estas medidas.
A partir de esa fecha y hasta el día de hoy se ha mantenido una larguísima discusión de todo tipo de temas relacionados con la propiedad intelectual, con las medidas que se deben tomar o no. Una cosa es clara: la Ley Sinde existe porque el proceso judicial español simplemente no ha dado la razón a la industria audiovisual cuando intentan demandar a personas por simplemente enlazar contenido. Solución:
saltarse por completo el proceso y entregárselo a una comisión designada por un ministerio presidido por una persona que tiene fuertes lazos con la industria.
Algunos pedimos la
dimisión de la Ministra de Cultura, otros
renuncian a su cargo, otros
la apoyan, pero lo más importante hoy es hacer saber a quienes nos gobiernan que no estamos de acuerdo con lo que nos están haciendo. ¿Cómo? en las urnas. La pérdida de voto es como
realmente los políticos se sienten afectados y es donde debemos actuar como sociedad responsable que somos.